La comida, aparte de ser un elemento imprescindible para la vida del ser humano, resulta también un excelente vínculo social. Todo acontecimiento que se precie viene acompañado de los más suculentos platos y bebidas. Pensemos en una boda, la presentación de un nuevo producto, una reunión informal con amigos o por supuesto la tradicional cena de Noche Buena.
Pero aunque nos sentemos alrededor de una mesa para compartir nuestras experiencias y deseos, podemos llevar una alimentación sana y equilibrada durantes estas fechas.
Aquí van algunos consejos:
NO ABANDONARSE
Una cosa es tener una comida o una cena en la que cometamos excesos y otra muy distinta es cometerlos todo un mes.
Recordar que los menús diarios deben ser lo más equilibrados posibles y con abundancia de frutas, verduras y legumbres.
Limitar en lo posible la pasta y el arroz durante estos días.
Intentar consumir carnes (pollo, pavo, conejo, buey..) y pescados magros (lenguado, pescadilla, merluza…)
Los dulces navideños debemos relegarlos únicamente a los “días especiales” y no dejar la bandeja con los turrones al alcance de la tentación.
La bebida habitual para estos días será el agua.
PREPARARSE PARA UNA CENA
Lo más importante es no llegar con hambre. Durante el día realizar 5 ingestas y no saltarse ninguna de ellas. De esta forma lograremos dos cosas: no sentarnos a la mesa con un apetito desmesurado y mantener a raya nuestros niveles de insulina en sangre.
Compensar: si el compromiso lo tenemos en la cena, la comida será lo más ligera posible y viceversa.
El menú para ese día puede ser:
- Desayuno: 1 lácteo desnatado (leche, yogurt o queso) + cereales integrales
- Media mañana: 2 mandarinas
- Comida: ensalada de lechuga y tomate + merluza cocida + 1 pera (intercambiable por la cena)
- Merienda: 1 manzana + 1 yogurt desnatado
DURANTE LA CELEBRACIÓN
Un exceso de calorías no sólo conllevará el tan temido aumento de peso, sino que también nos causará una mala digestión (sensación de empacho, gases, acidez de estómago)
Por ello debemos intentar moderarnos una vez que nos sentemos a la mesa.
- Servirse raciones pequeñas y dejar una pequeña cantidad en el plato
- Comer despacio y masticando bien los alimentos
- Sustituir el vino por cava y si es posible acompañar la comida con agua
- Evitar las salsas y aderezos
- Tomar fruta como postre
- Levantarse de la mesa con un poquito de hambre
- Sustituir los combinados con alcohol por zumos de frutas.
Para facilitar la digestión podemos tomar una infusión de menta, anís verde e hinojo.
AL DÍA SIGUIENTE
Después de una cena copiosa y una noche de fiesta, el objetivo de este día es rehidratarnos y desintoxicar el organismo.
El alcohol y las pocas horas de sueño nos van a provocar una perdida de líquidos y de sales minerales importante, para reponerlos la mejor solución es acudir a las bebidas isotónicas.
Por otro lado, el hígado es nuestro principal órgano depurativo y con el exceso de grasas y alcohol se satura. Para aliviarlo podemos recurrir a una infusión depurativa de cardo mariano, hojas de boldo, diente de león y alcacohofera.
Un buen menú para esté día puede ser el siguiente:
- Desayuno: 2 rodajas de piña + 1 infusión depurativa
- Media Mañana: 1 yogurt desnatado + 1 bebida isotónica
- Comida: espárragos con aceite de oliva + 1 pechuga de pavo a la plancha + 1 infusión depurativa
- Merienda: 2 rodajas de piña
- Cena: alcachofas rehogadas con jamón + 1 yogurt desnatado + 1 infusión depurativa.
Dietista-Nutricionista
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