Si estás pensando en empezar a practicar pilates, una de las cuestiones que se te planteará es quién será el profesor más adecuado para ti.
Ciertamente se trata de una pregunta difícil, ya que son muchos los factores que influirán en la elección. Desde una visión ceñida, un buen profesor es aquel que cuenta con los conocimientos técnicos adecuados y los aplica de manera prudente y segura. Por otro lado, será fundamental que el profesor sepa y pueda generar un ambiente adecuado para que la transmisión de conocimientos se realice con éxito.
Así pues, se podría decir que un buen profesor se compone de dos factores fundamentales:
por un lado conocimientos sólidos de pilates y fisiología humana;
por otro lado capacidad de generar un buen ambiente de trabajo y transmitir esos de conocimientos.
La dualidad cuerpo-mente y el enfoque holístico de las técnicas de movimiento, hacen que valorar a un buen profesional no sea tarea sencilla. Sería demasiado simple evaluar a un profesional por sus cualificaciones. Incluso podría resultar sencillo valorarle por su amabilidad o trato con el alumno. Pero nos quedaríamos cortos. Aspectos como su motivación, su adaptabilidad, su empatía, y sus inquietudes jugarán también un papel relevante en todo tu proceso de aprendizaje, y éstos son valores más difíciles de apreciar y enjuiciar.
En nuestro país es frecuente que la elección de profesor venga supeditada a la ubicación del centro. Es decir, el público elige muchas veces el lugar antes que el profesor. Creo que éste es el caso más frecuente, o lo es al menos en las personas que desean practicar pilates como mero modo de acondicionamiento físico. En estos casos, la proximidad al domicilio particular – o incluso al lugar de trabajo- pueden ser determinantes a la hora de escoger. Algo diferente puede ser el caso de aquellas personas que buscan pilates como medio para mejorar una determinada circunstancia física o dolencia. Cuando éste es el caso, los usuarios suelen mostrar más interés en el perfil del profesor, no prestando tanta atención a la ubicación o características del local en el que se desarrolla la actividad.
¿Pero cómo juzgar si un profesor es o no fiable?
La única solución es llevar a cabo una pequeña tarea de investigación.
No debes tener reparo en interesarte por la cualificación y experiencia previa de tu instructor de Pilates. Y desde luego, tu profesor o el centro donde éste trabaje, no debe poner ningún tipo de traba a aclararte cuántos datos necesites.
FORMACIÓN ACADÉMICA
Te interesará saber qué grado de estudios posee el docente, y cuál es su formación en Pilates.
La diversidad de cursos para cualificar a profesores de pilates es muy amplia, y no todos tienen el mismo peso. Si bien no se debe juzgar a un profesor únicamente por este motivo, te ayudará saber con qué escuela está formado, qué duración tuvo el curso, cuándo lo realizó, si incluía o no prácticas supervisadas, observación de clases, en qué consistía el examen y si consiguió la certificación.
Recuerda que hay dos grandes vertientes en el mundo del pilates: el pilates con máquinas (studio) y sin ellas (trabajo en colchoneta o matwork). Asegúrate de que tu profesor está cualificado para la modalidad que a ti te interese.
FORMACIÓN COMPLEMENTARIA
El Pilates es una técnica de movimiento. Como tal requiere una buena comprensión de los procesos fisiológicos que experimenta un cuerpo al ejercitarse. Tu profesor puede ostentar titulaciones en otras técnicas complementarias, que sin duda ampliarán su visión sobre el cuerpo y mejorarán su capacidad de entender qué pasa con el tuyo en concreto.
Especialmente si tu condición física es delicada, es importante que percibas que tu profesor conoce y entiende tu dolencia, y es capaz de realizar las adaptaciones pertinentes para que la práctica de Pilates te resulte provechosa.
En países como los Estados Unidos de América se recomienda, además, que el profesor de pilates haya participado en un curso de primeros auxilios, y pueda acreditar su cualificación en este sentido. Sin duda, un aporte útil si consideramos que las respuestas a los nuevos estímulos son siempre impredecibles.
EXPERIENCIA PROFESIONAL
Muchas de las cualidades que conforman a un buen profesor de pilates se pueden adquirir con el tiempo. Los años de práctica agudizan la percepción, potencia la capacidad de adaptación y ayudan a asimilar las progresiones lógicas de los usuarios.
TAMAÑO DE LOS GRUPOS
Para que la calidad de la clase sea aceptable, un mismo profesor debería tratar únicamente con un grupo pequeño de personas. Y es que, en grupos numerosos, es difícil adecuar el ejercicio a las características individuales de cada componente.
A NIVEL GENERAL
No hace falta decir que cualquier detalle del profesor que te inquiete o incomode, asicomo cualquier detalle del centro que te disguste, podrían ser motivos que boicotearan tu satisfacción, de manera que es importante elegir cuidadosamente.
Algunos trucos para seguir la pista a tu profesor, o posible futuro profesor.
- Mira su nombre en un buscador on-line. Si hay algo sobre él lo encontrarás así.
- Busca su referencia en la página web de su escuela de formación. Muchas escuelas tienen listados actualizados de sus profesores oficiales.
- Habla con él de tu condición específica y acuerda un modo de actuación.
- Averigua si está asociado en alguna entidad profesional, como la Asociación Nacional de Entrenadores de Pilates. Este hecho, cuanto menos, denotará un interés por la actualización permanente.
- Comprueba si está en el listado de la PMA (www.pmapilatescertified.com). Esta institución garantiza unos niveles mínimos de formación inicial y un estándar de conocimientos sobre el método.
- Intenta obtener referencias de sus alumnos o ex-alumnos. La mejor manera de opinar de alguien es conociéndolo bien, ya que desde fuera muchos juicios son difíciles de realizar.