Durante mucho tiempo creímos que el dolor de espalda se debía estrictamente a un daño en los tejidos o estructuras de nuestros cuerpos.
El conocimiento actual nos lleva a pensar que, como en el caso de la mayoría de dolores, los profesionales debemos darle un enfoque amplio a la valoración y es conveniente mantener el foco en las estructuras y hábitos de movimiento, como también en las actitudes o creencias, la salud mental, digestiva, reproductiva, etc.
Son por tanto múltiples los factores que pueden desencadenar en sensación de dolor a nivel de la espalda y por ello siempre será útil mantener la mente abierta y procurar mirarlo desde una perspectiva amplia y, por qué no, acompañada de profesionales de otras áreas complementarias a la nuestra.
En este artículo abordaremos el dolor de espalda, prestando especial atención a las recomendaciones científicas actuales para su manejo.
Es importante añadir antes de comenzar con el aporte de datos, que cada año se avanza un poquito más y las recomendaciones y análisis están siempre en constante evolución. Por lo tanto, lo que a continuación plasmamos no debe en ningún caso sustituir la opinión y valoración de un profesional sanitario y, además, no tiene necesariamente por qué ser lo que a ti o a tus clientes más les ayude. Porque ante todo, cada persona es única y cada caso es único. Y esa consideración debe siempre primar.
Pero veamos algunas generalidades que, sin duda, van a sernos útiles para generar nuestras primeras hipótesis o planteamientos.
En primer lugar, conviene tener clara la catalogación del dolor de espalda en función de su duración.
Se llama agudo, si inició hace menos de cuatro semanas; subagudo si viene durando entre 4 y 12 semanas; y crónico si se viene sintiendo durante más de 12 semanas.
OJO: debemos evitar emplear la palabra crónico como sinónimo de incurable.
Frecuentemente se usa así, pero no es correcto y además es desesperanzador.
Cuando una persona escucha en su cabeza que su dolor es “incurable”, lógicamente se le cae una losa encima. Sin embargo, si entiende que crónico sólo significa “de larga evolución”, su esperanza será mayor, y sus ganas de hacer algo al respecto también.
Así pues, ayudemos a educar con este grandísimo y muy importante concepto en mente.
Vamos a diferenciar entre dos zonas específicas del dolor de espalda.
El dolor de Espalda Alta
La zona alta de la espalda se conoce como zona dorsal o torácica. No es tan frecuente que los dolores tengan lugar en esta área, ya que la mayoría de dolores de espalda suceden en la zona lumbar o cervical. No obstante, si la zona torácica molesta, podría deberse a alguna de estas causas:
- Lo más probable: molestias musculares o ligamentosas por soportar tensiones o cargas continuadas en el tiempo o puntualmente excesivas. Muchas veces, sostener la cabeza en determinadas posiciones puede fatigar a la musculatura y contribuir a la sensación de malestar. Portar mochilas excesivamente cargadas o durante mucho tiempo. Falta de fuerza. Movimientos repetitivos etc.
- Accidentes, o traumatismos inesperados (o esperados), que ocasionan en ocasiones latigazos cervicales y que, lógicamente, repercuten en el resto de la espalda. También accidentes deportivos.
- Osteoporosis, degeneración articular (artrosis), estenosis espinales, patología discal, espondilitis anquilosante.
El dolor de Espalda Baja
Espalda baja es un anglicismo para lo que en español siempre se ha denominado Zona Lumbar.
No cabe duda de que es uno de los dolores que más suceden en occidente y también uno importante que conlleva altas tasas de absentismo laboral y costes a la sociedad.
Si bien estos factores no son determinantes, se piensa que las siguientes características hacen a las personas más proclives a padecer dolor de espalda, según informaciones de la Clínica Mayo:
- Ser mayor de 30 o 40 años. De esto podemos concluir que el dolor en jóvenes, y sobre todo en niños, es algo que debe valorarse bien, pues se sale de la norma
- Falta de ejercicio. Una musculatura central del cuerpo (abdomen y espalda) bien tonificada es generalmente un factor protector ante el dolor. Y se sabe también que un tono elevado (lo que suele suceder cuando la musculatura tiene que compensar) influye negativamente en los círculos viciosos de dolor lumbar. Un motivo más para mantenerse fuerte.
- La acumulación excesiva de grasa segrega sustancias perjudiciales para la salud en general, fomenta los procesos inflamatorios de alto y bajo grado y además, pesa, con lo cual expone a mayor presión a las articulaciones, también de la espalda.
- Evidentemente, condiciones patologías del sistema músculo-esquelético, como la artritis reumatoide por ejemplo, y entre otras, pueden provocar molestias lumbares.
- Malos hábitos posturales o de carga, sostenidos en el tiempo o con intensidades que no somos capaces de soportar bien. Este es un factor fácilmente modificable, con el debido entrenamiento y educación. La clave residirá, muy probablemente, en conseguir un estado de forma físico que supere las demandas de nuestro día a día para que sea nuestro cuerpo quién gane y no las tareas cotidianas las que nos puedan a nosotros.
- Estado psicológico alterado. El desequilibrio emocional, la depresión y la ansiedad frecuentemente llevan a situaciones de dolor. Como también situaciones de dolor, lógicamente, llevan a alteraciones psíquicas. Es importante tener esto en cuenta y trabajar hacia la calma del espíritu. La ciencia encuentra buena evidencia de que la terapia cognitivo conductual puede ayudar en dolores de espalda crónicos.
- Hábito tabáquico. Realmente, con fecha 2020, no parece haber un hallazgo fuerte en este sentido pero fumar no es bueno para nada y para el dolor de espalda, posiblemente tampoco. Una de las claves para esta sospecha es que el tabaco reduce los aportes sanguíneos a los tejidos, de manera que las células en nuestra columna vertebral y todos sus tejidos anexos no estarán igual de bien nutridos que si no fumáramos. Y esto es aplicable a prácticamente todo el cuerpo humano, así que dejar de fumar, junto con eliminar la obesidad son siempre factores primordiales si se quiere realmente perseguir un buen estado de salud.
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Dolor lumbar agudo y Dolor lumbar crónico
Mencionábamos más arriba en este artículo la importancia de no confundir a las personas con la palabra crónico y ayudarles a comprenderlo como lo que realmente es: una medida temporal.
Todos los dolores lumbares son agudos en algún momento (cuando suceden). Algunos de esos perduran en el tiempo y se vuelven subagudos. Y sólo algunos de los subagudos se cronifican, volviéndose de larga duración.
Lo importante que debemos saber acerca de los dolores lumbares agudos o subagudos, es que estos suelen remitir de manera espontánea, independientemente del tratamiento o no tratamiento al que se les someta. Es decir, hay que tomárselo con calma, tratarse bien a uno mismo, mantener un estilo de vida moderadamente activo y consultar al médico si lo creemos necesario o se dan algunas de las siguientes situaciones.
Cuándo conviene consultar al médico por un dolor de espalda
- Si transcurridas un par de semanas, el dolor persiste.
- Si es intenso y no mejora con el descanso o el reposo.
- Si se irradia a una o a dos piernas, y especialmente si se percibe el dolor por debajo de la altura de la rodilla.
- Si provoca debilidad, entumecimiento u hormigueo de la zona inguinal, genital, o de extremidades inferiores.
- Si además de doler la espalda, la persona experimenta pérdida de peso sin una causa aparente.
- Si le acompañan trastornos urinarios, de vejiga, de digestión o evacuación.
- Si hay fiebre.
- Si hay un elemento traumático como una caída, un golpe u otra lesión.
Tipos de ejercicios para el dolor de espalda
Son muchos los enfoques de ejercicio que podrían ayudarte a superar el dolor de espalda. Los profesionales del ejercicio tienen costumbre de encontrarse con situaciones así y experiencia en recomendar unos u otros ejercicios para ayudar.
La ciencia también va analizando qué ejercicios pueden ser más recomendables que otros, y a continuación te contamos las principales averiguaciones:
Para dolores lumbares crónicos, de origen no radicular, el Colegio Americano de Médicos recomienda que se siga algunos de los siguientes enfoques rehabilitación multidisciplinar, tai chi, yoga, ejercicios de control motor y relajación progresiva.
Como muchos ya sabréis, el estudio de Keira Bynes hace pocos años demostró efectividad del Pilates para combatir el dolor lumbar también aunque la solidez de las investigaciones en general es aún baja y se debe seguir investigando.
[Próximamente os ofreceremos un contenido muy interesante relacionado con este último punto. Síguenos en redes para no perdértelo].
Sin embargo, si miramos más en detalle, las cosas de la ciencia parecen estar así:
- Concretamente para el dolor agudo o subagudo: el ejercicio puede ayudar, no necesariamente más que otras posibles terapias y además se desconoce qué ejercicio es el más indicado.
- Para el dolor lumbar crónico, se sabe que para aliviar el dolor y mejorar la función es preferible hacer ejercicio que no hacerlo. Y que además el ejercicio es mejor que el “tratamiento habitual”.
De nuevo, lo que no se sabe aún es cuál es el ejercicio más recomendable. La evidencia científica acerca de los ejercicios de control motor aún es de baja calidad.
Habrá que esperar hasta que el tema se estudie más y mejor. Esto en la ciencia es habitual, básicamente porque las cosas de palacio van despacio. Lo mismo pasa con el Pilates, como describíamos antes, y los ejercicios específicos de estabilización lumbar.
Estos últimos no han demostrado superioridad por el momento, y con grado de recomendación moderado o B.
Otra modalidad que se ha estudiado es el tai-chi, que se recomienda frente a no hacer nada, frente a andar hacia atrás o trotar, pero no es mejor que nadar.
Igualmente, la calidad de la evidencia es aún baja. Como también lo es para el Yoga Iyengar, que también podría resultar útil pero no arroja aún resultados clínicamente significativos.
Sin embargo, ¡atención! El ejercicio aeróbico sí cuenta con buena evidencia a favor para conseguir mejoras (dolor, discapacidad y salud mental) en personas con dolor lumbar inespecífico, a corto plazo, y quizá a largo.
Como veis, la evidencia científica para todos estos ejercicios, incluido el pilates, necesita aún seguir creciendo. Pero piedrita a piedrita se hace el camino.
Hay una cosa muy importante de hacer ejercicios respetuosos con uno mismo y es que la persona mantenga su confianza en sus posibilidades de movimiento, no se quede quieta y no tema moverse.
Estos aspectos están contrastados y se sabe que son recomendables a la hora e encontrar una resolución favorable del problema. Hay una palabra clave a evitar: la kinesiofobia o miedo al movimiento.
Remedios caseros para el dolor de espalda inespecífico
Si lo que buscas son recomendaciones sencillas, que todo el mundo pueda llevar a cabo sin mayor complicación y parezcan estar avalados por la ciencia, aquí te dejamos dos.
Los parches con capsaicina aplicados a nivel local se recomiendan como tratamiento efectivo para el dolor lumbar a corto plazo (menos de tres meses), con un grado de recomendación llamado A, es decir bueno. Quizá esto pueda ayudar en ocasiones.
La aplicación de calor local para dolor lumbar agudo tiene un grado de recomendación moderada y se esperaría que alivie los síntomas a corto plazo. Como acción inmediata, parece que merece la pena probar.
Frase básica:
La comunidad médica por consenso, y en ausencia de evidencia científica sólida a fecha de hoy, recomienda mantenerse activo frente al dolor lumbar inespecífico y no quedarse en cama.
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Para este artículo se han consultado los siguientes recursos:
https://www.acpjournals.org/doi/10.7326/m16-2367
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1529943020301418
https://www.spine.org/Portals/0/assets/downloads/ResearchClinicalCare/Guidelines/LowBackPain.pdf