La RAE define enraizamiento como “Consolidación, arraigo” “Arraigar, echar raíces”. Otras definiciones que he encontrado han sido “Fijar raíces ya sea en sentido literal o figurado” “Generar raíces en la tierra”. Personalmente siento que estas definiciones no recogen toda la amplitud de este término y su práctica, y que podría perfectamente añadirse una definición más encuadrada en los beneficios corporales y mentales que tiene como ejercicio y trabajo personal. Llevo enraizándome a la tierra alrededor de unos 5 años y cada vez se hace más esencial en mis clases y en mi vida.
Una de las maneras más habituales de estructurar el inicio de una clase de práctica corporal, sea yoga, pilates u otras modalidades, es la postura de bipedestación. Comenzar la clase de pie es una de las opciones que se presentan en las diferentes tablas y series de ejercicios con los que contamos en Pilates. Y profundizando en ello, en la bipedestación comencé a conectar con este término: enraizamiento. En realidad, me llegó casi de manera natural, y no es casualidad que este artículo surja a raíz del anterior sobre descalzismo y la salud en la planta del pie. Todo está conectado porque fue la unión de estar de pie con la importancia de lo que sucede en nuestros pies en la vida cotidiana, lo que me llevó a indagar en este término y cómo de forma casi espontánea fue llegando hasta mis clases.
El enraizamiento o anclaje, es un término que se utiliza en meditación o mindfulness para hacer referencia a la capacidad de estar presente en el aquí y ahora. Esto es debido a que nos es más sencillo sentir este estado si podemos crear una visualización en nuestra mente con la que entender el proceso.
Anclamos nuestros cuerpos como un barco en medio del océano. A veces llegamos a clase con un fuerte oleaje y otras veces con calma chicha, pero lo que es innegable es que traemos a clase un mar de pensamientos y de carga mental y emocional que en ocasiones nos desborda. Echar el ancla en medio de todo eso y poder sentir que todo se detiene y que algo nos sostiene y nos sujeta en nuestro centro, en nuestro barco, es muy poderoso para poder trabajar correctamente con nuestros cuerpos.
Enraizamos pues, simulando o recreando un gigante y fuerte árbol milenario, con unas profundas raíces que atraviesan la tierra y nos conectan con ese estado de conexión con el presente además de sentir nuestros cuerpo en su totalidad. Sentimos además, que a través de esas raíces dejamos ir todo aquello que traemos de fuera de la clase y que nos pesa, con lo cual, comenzamos con más ligereza la práctica. El poder de las visualizaciones es maravilloso.
Esta práctica al principio de mis clases comenzó a ser todo un éxito y lo notaba en mis alumn@s. Así que comencé a sentir que igual no sólo era una visualización, una imaginación poderosa. Quizá había algo científico y real en todo ello. ¿Y si realmente podemos enraizarnos de alguna manera a la tierra y recibir todos los beneficios de la tierra, igual que hacen los árboles? Pues bien, lo que al principio era una preciosa ensoñación, comenzó a tomar fuerza cuando comencé a investigar más profundamente sobre el término Earthing.
El Earthing
Gran noticia para los amantes de las explicaciones científicas: El enraizarnos a través de las plantas de los pies no sólo tiene poder en nuestra mente sino que también afecta directamente a reconexiones biofísicas de carácter eléctrico con la naturaleza que nos rodea: Se establece un equilibrio de nuestras cargas eléctricas y de nuestro campo electromagnético.
Excelente esta explicación al respecto de la Fundación Vive Sano:
“Recordemos que vivimos en un universo de matriz electromagnética del que formamos parte sin remedio. La ciencia nos ha mostrado, desde muchos ángulos, que somos luz palpitando en infinidad de frecuencias, somos fuerzas magnéticas y corrientes eléctricas pulsando y fluyendo de un lugar a otro del universo. Estamos hechos de la luz y el calor de sol, del magnetismo terrestre y las ondas de resonancia de los relámpagos, somos el puro reflejo de millones de matices en el espectro electromagnético con el que brilla la naturaleza más cercana, generamos pálpitos electromagnéticos en resonancia con las frecuencias naturales que nos envuelven y alimentan. Al respirar, caminar, pensar o emocionarnos, creamos pulsos y flujos electromagnéticos por el mero hecho de estar vivos, como muestran los electroencefalogramas, electrocardiogramas y electromiogramas empleados en el diagnóstico médico, o las termografías, capaces de ver la luz en infrarrojo que emite nuestro cuerpo”.
Así pues, igual que necesitamos el aire para respirar, o el alimento para nutrirnos, necesitamos tener nuestro campo electromagnético equilibrado y en armonía con nuestro hábitat natural. Por ello, el cuerpo y la salud están directamente relacionados con la tierra y la naturaleza. Es una cuestión de ciencia. Quizá no podamos dar nuestras clases en la naturaleza (aunque cada vez abogo más por intentarlo: parques, ríos, playas…) pero podemos invitar a nuestros alumn@s a que activen ese campo electromagnético a través de la intención y que profundicen en la idea de enraizarse como una forma de modificar y mejorar su campo electromagnético.
El Earthing está considerado una vertiente de salud alternativa por la que diferentes estudios médicos y clínicos demostraron que hacer toma tierra, o enraizarse a la tierra o conectar con la tierra, genera en el cuerpo un orden en los patrones de cortisol del cuerpo ya que los campos eléctricos influyen directamente sobre la secreción de algunas hormonas como la melatonina o la ya citada hormona del cortisol. Según esta corriente, mejora el sueño, el dolor crónico y el equilibrio hormonal además de la inflamación general a la que nos vemos sometidos la mayoría por las prácticas nada saludables de nuestra vida cotidiana.
Todo ello me lleva a la clara conclusión que trabajar en clase con la sensación física y mental de que profundizamos en la tierra y nos enraizamos en ella, genera beneficios y bienestar en la clase además de prepararnos para una mejor concentración y ejecución de la práctica.
Sigo sintiendo que el pilates es un organismo vivo que debe seguir alimentándose de todas las fuentes a su alcance para poder aportar la mayor práctica saludable a nuestros cuerpos. Estoy segura que nuestro querido maestro Joseph Pilates hubiese caminado descalzo y se hubiese enraizado explorando todo lo que ello aporta para nuestro cuerpo integral.
Sigamos explorando y atrayendo a nuestras clases aire fresco en estos días tan calurosos!