Por fin ha llegado el buen tiempo y podemos sentir cómo nuestros cuerpos nos piden aire libre, exteriores y luz solar. Una de las cosas que más me motiva de esta época del año es ir descalza. Sentir las plantas de los pies libres de calzado y con pleno rango de movimiento. Caminar descalza por la arena de la playa, por una pradera verde, en el jardín o incluso en algunos tramos de montaña en los que me permito sentir otras texturas y movimientos.
Me apasiona el footwork o trabajo del pie, el pie y toda su compleja y perfecta formación de músculos, tendones y terminaciones nerviosas. La planta del pie es la zona del cuerpo donde más terminaciones nerviosas hay por centímetro cuadrado. Más de siete mil terminaciones trasmitiendo a tu cerebro información sobre tu salud, tu postura, tu propiocepción y tu movilidad. Increíble ¿no? –Desde pequeña disfruto de caminar descalza siempre que puedo y aunque durante una época de mi vida olvidé esta práctica, hace unos años cayó en mis manos el libro “Nacidos para Correr” de Cristopher McDougall que me dejó completamente fascinada, como bien relata google books: “Este libro no solo conquistará tu mente si no también inspirará tu cuerpo cuando descubras que el secreto de la felicidad está en tus pies” . Con este libro comencé a indagar en el descalzismo, una práctica o forma de vida por la cual desarrollas la mayor cantidad de actividades físicas posibles descalzo o con calzado minimalista.
También indagué en el Barefoot, una forma de entender la vida y el deporte a través del descalzismo y de su práctica. Aunque es cierto que hay multitud de opiniones al respecto, y que cada estudio y profesional tiene su propia perspectiva sobre ello, y todas ellas muy válidas, también es cierto que cada vez hay más personas que practican esta disciplina y cada vez hay más investigaciones en biomecánica, especialistas y expertos que reconocen los beneficios de esta práctica.
Yo como profesional del pilates, y al conectar con este campo de investigación que se abría en mis plantas de los pies, el año pasado me lancé a la aventura de caminar descalza y utilizar calzado minimalista. Desde esta vivencia personal les comparto algunos tips o descubrimientos que me han servido para trabajar mejor y más ampliamente el footwork en mis clases regulares de Pilates y Yoga.
TIPS SOBRE MI EXPERIENCIA DESCALZA
En primer lugar, solo el hecho de cambiar de calzado te lleva a experimentar nuevas sensaciones al caminar, trabajar diferentes partes de la musculatura y sentir cambios en la postura corporal así como en la postura al realizar la actividad física. Esto que parece obvio en la planta del pie, sigue subiendo por toda la cadena muscular y te hace experimentar cambios, desde los tobillos hasta las caderas, zona lumbo pélvica e incluso dorsal. Me pareció tan interesante sentir cómo se daban esas molestias o agujetas en mi cuerpo solo por el simple hecho de cambiar la suela y la forma de mi calzado, que todavía me animó más a seguir este camino. Gran aprendizaje en este sentido en cuanto a cómo el calzado que utilizamos, sea el que sea, condiciona nuestras cadenas musculares y posturales a un nivel que ni imaginaba. Cuida tu calzado, va en serio.
En segundo lugar, tuve un gran aprendizaje de humildad en esta aventura. El calzado minimalista que es el que se utiliza para practicar el descalzismo, es un guante. Literalmente, es como si te pusieras un guante en el pie. No pesa, no lo sientes a penas, tu pie va ampliamente abierto y ventilado. Ello me llevó a olvidar una regla fundamental en la adaptación a cualquier calzado y práctica deportiva. Hazlo gradual.
Llevé mi calzado minimal a un trekking todo un fin de semana, dando por hecho que estoy en forma y mis cadenas musculares están saludables. Craso Error.
Estuve una semana después con las caderas y las rodillas cargadas y doloridas. Si vas a animarte a probar esta herramienta, te invito a que lo hagas muy progresivamente. Incluso puedes comenzar por andar descalzo por casa unas horas y de ahí sentir cómo tu cuerpo va respondiendo a ello.
En tercer lugar, el calzado en sí mismo. Es importante que te informes bien ya que es un calzado en el que puedes encontrar marcas muy económicas así como grandes marcas de montaña y running con verdaderas obras de arte en este sector. Valora qué uso le vas a dar, para qué tipo de actividad y pregunta a profesionales.
Por último, lo más bello y poderoso que he aprendido y que ha sido el cambio más valorado desde mi punto de vista es el RITMO Y EL PARA QUÉ: La Filosofía que hay detrás de ir descalza. El descalzismo o ir descalzo o usar calzado minimalista no es simplemente un cambio de calzado, sino un cambio de actitud. Tienes que ser consciente de que el ritmo baja, que tienes que estar más presente en cada pisada, sentir como apoyas el pie y dónde, cómo repercute esto en tu columna y caderas y te lleva a desarrollar de manera natural un gran trabajo de mindfulness o atención plena precioso en cada paso. Ya no vas pensando a dónde llegar o lo rápido que lo puedes hacer, sino en disfrutar de tus plantas de los pies y de la lentitud que te da el ritmo natural de la vida.
Cada pisada, cada paso se convierte en un mundo de sensaciones y matices que merece la pena explorar.
Cambias las rutas por otras más acordes, sabes que el tiempo a veces se duplica así que tienes que darte tiempo, paciencia y presencia. No se puede caminar descalzo y estar pensando en otra cosa. Presencia y cambio de mentalidad de cómo caminamos por la vida. Dos cosas que me han traído grandes regalos.
Seguiré practicando cualquier técnica o herramienta que llegue a mis manos y que resuene con mi forma de vida y lo más importante, que a mi cuerpo le resuene también. Una de ellas seguirá siendo el descalzismo. Vivir descalzo es de las pocas cosas que nos quedan de nuestro yo más salvaje. Nuestras plantas de los pies son capaces de detectar el tipo y morfología del suelo que pisan solo con tocarlo y mandar las órdenes necesarias para que el resto del cuerpo se adapte a esta situación. Una maravilla más de esta maquinaria perfecta llamada cuerpo humano.
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