MICHAEL KING, EL PROFESIONAL MÁS INTERNACIONAL
Durante más de 30 años, Michael King ha sido un misionero del movimiento. Su infancia recordaría en algo a la del protagonista de la afamada película “Billy Elliot”; Michael creció en Scunthorpe y fue el primer varón de su región en convertirse en bailarín. “Me apasionaba la gimnasia y la natación”, nos cuenta “pero mi profesor de educación física no me dejaba practicarlos. Había que jugar al fútbol. Así que fui infeliz al principio, hasta que me uní a un grupo de danza”. A raíz de ese suceso la vida de Michael King cambió. Se presentó a unas audiciones, y logró que le aceptaran en el London School of Contemporary Dance. “Cuando ya bailaba me lesioné la espalda y fue encontes cuando comencé a practicar Pilates. Yo diría que el Pilates me encontró a mi”, menciona.
Mentores de Pilates
Como alumno del London School, Michael tuvo su primer contacto con el Pilates. Su profesor de entonces, Alan Herdman, había trabajado con Carola Trier y Bob Fitzgerald en Nueva York, ambos alumnos directos de Joseph Pilates. A Herdman se lo conoce como la persona que llevó el Pilates desde los Estados Unidos a Inglaterra. La impresión que Michael nos transfiere de su mentor es que “Alan modificaba todo del Pilates, y me enseñó a enseñar sus adaptaciones. Él lo argumentaba explicando que si una persona no tiene el cuerpo y las facultades de un bailarín, o si tiene algún tipo de limitación física, no deberían entrenarse con el mismo tipo de movimientos. Desde entonces han pasado muchos años, pero sigo guiándome por el mismo principio: el movimiento es bueno, pero ha de ser el movimiento adecuado. Mucha gente no parte de un cuerpo fuerte y flexible. Cada día me cuestiono: ¿Estoy enseñando el movimiento adecuado?”
Al inicio de la década de los 80, Michael inauguró su propio estudio de pilates, llamado Body Control, vinculado a los estudios de danza Pineapple, de la zona de Covent Garden en Londres. Poco después Herdman le brindó la oportunidad de dirigir un estudio de pilates en la Houston Ballet Company. “El estudio para bailarines se abrió también al público general, y comencé a incorporar un programa de fitness a la academia, paralelamente al entrenamiento Pilates”, nos explica. Durante esos años, Michael viajó mucho por los Estados Unidos de Amércia, y entrenó con personalidades como Romana Kryzanowska, Ron Fletcher y Carola Trier, quien había sido colega de su mentor. “Mi experiencia me mostró pronto que el Pilates es como el patchwork, en el sentido de que es variado y diverso. Todas las personas con quien entrenaba sentían pasión por el pilates, pero había diferencias. Siempre he visto esas diferencias dentro del “Método Pilates”. Alan [Herdman] hacía su versión del Pilates. Lo que yo suelo decir a los alumnos es que sólo una persona hacía Pilates auténtico, y ése era Joseph Pilates. Desde su época, todos los demás han desarrollado variantes del Método, conforme a su bagaje personal”.
Tras diez años en Houston, Michael sentía la necesidad de expandir sus horizontes y se trasladó a Los Ángeles. Le contrataron en Voight Center para enseñar programas de fitness, y trabajó también para varios estudios de pilates, incluido el de Mari Winsor. “Para mi lo habitual era dar pilates en un sitio y después correr por la calle para dar clases de fitness en algún otro lugar. Aunque en esa época era como estar en dos mundos diferentes. Una de las cosas que más disfrute me ha aportado en la vida es cuando ambos mundos comenzaron a juntarse. Yo entiendo el mundo del fitness, así que vincular el Pilates y el fitness me resulta lógico”, afirma.
Un Enfoque Internacional
En 1995 Michael se mudó a Suiza para dar clases y años más tarde, en 1999, regresó a Londres para fundar The Pilates Institute. Es cuando estaba con la compañía, la mayor resposable de formación de instructores de pilates en el Reino Unido. Dejó el instituto en el año 2008, y se mudó a Uruguay, donde abrió otro estudio. De su nuevo país dice: “Es un lugar especial, política y económicamente seguro”. Hoy en día, según explica Michael, el Pilates se practica en muchos países del mundo. Él ha trabajado con equipos de Hockey de Siberia, ha impartido clases y workshops por toda Europa, Asia, Australia y Nueva Zelanda, y hasta ha entrenado a un monitor en el Tíbet. Está convencido de que el Pilates tiene un carácter específico en cada país “ a veces se basa más en el trabajo de suelo que en la utilización de máquinas. Por ejemplo, en Argentina hay cientos de pequeños estudios de máquinas, y no enseñan suelo”. Nos cuenta que en Inglaterra, lo normal es que el pilates se haya basado en el Matwork, aunque ahora existan programas de certificación que incluyan las dos cosas. “Lo cierto es que la visión que cada lugar tiene del pilates depende en gran medida de qué formador o qué escuela de Pilates entraran primero en el país. Actualmente, la mayoría de convenciones invitan a diferentes escuelas, con lo que la gente de otros países comienza a ver más variedad”.
Michael, que también pasó tiempo dando clases en Turquía, aclara que “los turcos están obsesionados con el Pilates, con lo que en Estambul -y especialmente en su zona europea- hay muchos estudios de pilates individuales con excelente equipación. Al igual que los brasileños, adoran el fitness. Brasil es también un gran mercado, posiblemente el segundo mayor mercado del fitness [después de norteamérica]”. Pero también nos cuenta que en otros países, la tónica es bien distinta. “En India, por ejemplo, he visto algunas máquinas extrañas, muy sencillas, a las que llaman equipamiento de Pilates. En China he visto cosas parecidas. Normalmente, en India o China, sólo la gente adinerada tiene acceso a clubs de fitness o estudios de Pilates”. El salario como instructor en muchos países es bajo, entre dos o tres dólares por clase. “En Argentina, por ejemplo, si ganas cinco dólares por clase, te consideras bien remunerado”, nos cuenta.
Las claves de la enseñanza
Michael ha elaborado su curriculum profesional a lo largo de muchos años, y pasando por más de 60 países diferentes. Califica su programa como “basado en la evidencia”, y en él, los estudiantes reciben instrucción experta y educación con un método. Después han de demostrar que son competentes y que entienden tanto los conceptos como la ejecución. Michael considera que es importante aprender pilates de manera reflexiva; “No quiero que la gente salga de mis cursos diciendo “Michal King dice esto o lo otro”. Los instructores tienen que tener seguridad, pero no porque yo lo haya dicho, sino porque han entendido la información”. Y continúa “Como instructor, cada día estás solo en tus zapatos y has de ser conocedor”. Los últimos diez años de Michael han sido muy dinámicos: “He estado formando instructores en muchos países diferentes. Pero en el fondo, siempre me ha encantado enseñar a clientes. Es lo que he hecho siempre. Formar monitores es general pero es necesario mantener el contacto con uno mismo. No puedes centrarte en los profesionales y dejar de dar clase a clientes. Los clientes son los que te enseñan a utilizar las ayudas verbales y tactiles, y a demostrar los ejercicios. Son los que te muestran los verdaderos retos de la enseñanza”.
El Futuro
Cuando le preguntamos acerca del futuro, Michael comenta que a su manera de ver, el pilates se ha convertido en una marca, como sucedió también con el aeróbic en los años 80 y 90. “Por aquel entonces la cosa giraba entorno al calzado, y los instructores me decían “Soy instructor de Nike” o “Yo soy instructor Reebok”, y yo les contestaba “¡No! Eso es una marca de calzado y tu no eres un zapato eres un profesor” Y así continua “Ahora tenemos marcas de equipamiento pilates, que luchan entre sí por apoderarse del nombre en el mercado, y los instructores comienzan a denominarse según el equipamiento”. A Michael le emana aquí la emoción y comenta: “esto me vuelve loco, me recuerda al pasado con el calzado, y por supuesto que necesitamos equipamientos de calidad, pero son sólo herramientas que se usan. Nuestra habilidad es el conocimiento y siento que debemos transmitir el legado de esta maravillosa técnica y la esencia del método”.
El Reino Unido cuenta en la actualidad con estándares nacionales de Pilates, cosa que no sucede en muchos otros países, donde la experiencia depende más de quién sea el instructor que te ha dado clase. Michael explica que “es gracioso, porque esto ha sido un arma de doble filo. Inicialmente fui muy instrumental cuando desarrollaba los estándares con OCR y el Nivel 2 de Pilates, pero luego con el nivel 3 y el REPS (Registrar of Exercise Professionals), lo que me parece es que es importante tener un estándar nacional. Y prosigue, “Todos los proveedores de entrenamiento del Reino Unido reciben ahora un nivel común, y pierde algo de relevancia quién ha sido su tutor. Aunque aún sigue siendo importante y yo sigo dando los cursos de nivel 3 en el Fitness Industry Education de Londres”.
No hace mucho, en una convención inglesa, alguien se sorprendió de volver a encontrarse con Michael y le preguntó: “¿Cómo es que sigues dando clase? Pensé que te habrías retirado”. A lo que Michael contestó que, en lo que a él respecta, ¡todavía no está haciendo más que empezar a calentar!
Michael ha trabajado la técnica Pilates durante más de 32 años, y fue director fundador del Pilates Institute. Sus programas se enseñan en más de 26 países de todo el mundo, e imparte la Certificación de Nivel 3 de Matwork, exclusivamente en el Reino Unido, y para el Fitness Industry Education. Para más información sobre sus cursos, entra en www.FitnessIndustryEducation.com o en la página personal www.michaelkingpilates.com